Despegar del cielo,
floreser en manos que sostengan tierra
mundos
sangre tibia;
despegarse los muertos encayados
los que obstruyen la piel nueva
los que tapan las arterias del alma;
desprenderse los motivos como botones obsoletos y condicionantes,
mirarse al desnudo de identidad
antes de parirse en máscara,
suicidar la costumbre,
deshacer el mundo,
dejarse caer sobre la puiel que espera del otro lado del alma.
miércoles, 9 de julio de 2008
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